Debo reconocer que mi primer amor adolescente fue un chico de mi barrio y era obvio que así sería luego de mis permanentes abusos por parte de mi familia y amigos; aunque nunca me dejaron de gustar las mujeres y eso creaba en mí una gran contradicción. El Colo era un año menor que yo, pero por ser el único varón de una familia de 4 y el más chico sus padres no sólo le daban todos los gustos sino que también lo ponían en el lugar del hombrecito de la familia, es así que a los 12 años él ya manejaba sin problema la camioneta de reparto de la familia, y ahí inició nuestro primer encuentro homosexual. El Colorado me pidió si lo acompañaba a terminar un reparto a unas diez cuadras de la casa y con toda mi ilusión de sentirnos mayores le dije que sí, felices de la responsabilidad la llevamos a cabo rápidamente y volvíamos charlando de las chicas del barrio, pero al momento de atravesar una calle muy desolada en medio de un monte detuvo la camioneta y preguntó:
-¿Alguna vez te hiciste la paja? -Sí. Respondí y pude apreciar que el chofer se acariciaba el bulto -Vamos a hacerla juntos. Comentó mientras se bajaba el cierre y asomaba su pito Lógico que hice lo mismo y en unos segundos estábamos los dos masturbándonos, pero mi primer amor fue más allá y me propuso que cada uno se la haga al otro, no tardamos en acercarnos un poco y bajarnos bien los pantalones para poder disfrutar de ese momento, yo realmente sentía placer al hacerlo, me gustaba y mucho, no podía dejar de sentir sensaciones en mí que eran nuevas al tener en mi mano el miembro de un amigo y lo miraba a con deseo y él se dio cuenta: -¿Te gusta a vos esto, no? -Sí -¿Querés chuparla? Creo que estaba rogando dentro mío que me lo pidiera. Y al cabo de un segundo tuve en mi boca su deliciosa pija, bastante dura y caliente cuyo aroma me transformaba y seducía cada vez más, acariciaba sus huevos, y casi que empecé a descargar en él todo lo aprendido en mis violaciones. Sentía sus jadeos y exclamaciones de sorpresa ante mi mamada y en poco tiempo explotó en mi boca derramando su semen dulce y abundante del que no dejé caer ni una gota. -La verdad que no me esperaba esto, la chupas muy bien, me encantó espero volvamos a hacerlo. Dijo mientras nos cambiábamos. -Sí. Respondí Y sin decir más volvimos a casa en el primer día de una relación que me marcó para siempre.
Debo reconocer que mi primer amor adolescente fue un chico de mi barrio y era obvio que así sería luego de mis permanentes abusos por parte de mi familia y amigos; aunque nunca me dejaron de gustar las mujeres y eso creaba en mí una gran contradicción.
ReplyDeleteEl Colo era un año menor que yo, pero por ser el único varón de una familia de 4 y el más chico sus padres no sólo le daban todos los gustos sino que también lo ponían en el lugar del hombrecito de la familia, es así que a los 12 años él ya manejaba sin problema la camioneta de reparto de la familia, y ahí inició nuestro primer encuentro homosexual.
El Colorado me pidió si lo acompañaba a terminar un reparto a unas diez cuadras de la casa y con toda mi ilusión de sentirnos mayores le dije que sí, felices de la responsabilidad la llevamos a cabo rápidamente y volvíamos charlando de las chicas del barrio, pero al momento de atravesar una calle muy desolada en medio de un monte detuvo la camioneta y preguntó:
-¿Alguna vez te hiciste la paja?
-Sí. Respondí y pude apreciar que el chofer se acariciaba el bulto
-Vamos a hacerla juntos. Comentó mientras se bajaba el cierre y asomaba su pito
Lógico que hice lo mismo y en unos segundos estábamos los dos masturbándonos, pero mi primer amor fue más allá y me propuso que cada uno se la haga al otro, no tardamos en acercarnos un poco y bajarnos bien los pantalones para poder disfrutar de ese momento, yo realmente sentía placer al hacerlo, me gustaba y mucho, no podía dejar de sentir sensaciones en mí que eran nuevas al tener en mi mano el miembro de un amigo y lo miraba a con deseo y él se dio cuenta:
-¿Te gusta a vos esto, no?
-Sí
-¿Querés chuparla? Creo que estaba rogando dentro mío que me lo pidiera.
Y al cabo de un segundo tuve en mi boca su deliciosa pija, bastante dura y caliente cuyo aroma me transformaba y seducía cada vez más, acariciaba sus huevos, y casi que empecé a descargar en él todo lo aprendido en mis violaciones. Sentía sus jadeos y exclamaciones de sorpresa ante mi mamada y en poco tiempo explotó en mi boca derramando su semen dulce y abundante del que no dejé caer ni una gota.
-La verdad que no me esperaba esto, la chupas muy bien, me encantó espero volvamos a hacerlo. Dijo mientras nos cambiábamos.
-Sí. Respondí
Y sin decir más volvimos a casa en el primer día de una relación que me marcó para siempre.